Esta generación aprendió rápidamente que los responsables de la masacre no podían bajo ningún modo hallarse en los jóvenes que esa noche se acercaron al boliche. Vio en Cromañón, por el contrario, un sinónimo de la falta de límites que puede tener la búsqueda irracional de ganancia, de lucro, de guita. Omar Chabán fue la cara de esa falta de límites. Su desidia, cinismo, irresponsabilidad y corrupción no fue un conjunto de cosas aisladas. Inspectores estatales, policías, funcionarios de bajo y alto rango del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires permitieron que la masacre la suceda.
Muchos de los que formamos parte de esa generación recordamos con dolor aquella negra jornada, pero también recordamos los logros de esta lucha difícil y de largo aliento. Como cada vez que luchamos por memoria, verdad y justicia, los resultados son parciales e incompletos. No queremos que Cromañón se repita.
Por eso como Patria Grande nos solidarizamos con esta lucha que padres, amigos y sobrevivientes han llevado adelante con tenacidad y coraje admirables.
JUSTICIA ES QUE NO SE REPITA
BASTA DE MUERTE JOVEN
LA MÚSICA NO MATA, LA CORRUPCIÓN SI.
